Hola ansiedad, te siento muy fuerte en mí estos días. Sé que vienes a visitarme cuando estoy bajo mucha presión, debo hacer muchas cosas o simplemente cuando me encuentro nublada de pensamientos. No quiero juzgarte, pero no me gusta como te sientes en mí. Causas que se me quite el apetito, me den nauseas y que mi mente se ponga algo borrosa. Sin olvidar que cuando entras con fuerza hasta provocas que me tiemblen las manos y un poco de presión en el pecho. Sé que no eres del todo “mala” como muchos quieren tildarte, sino que apareces cuando siento miedo o preocupación porque veo en riesgo algo que me importa; gracias por esto.
También te agradezco porque me has enseñado a entender que todo tiene una razón y/o algo que lo provoca. Como aquella vez que me provocaste un ataque en cual me quedé frisada y desde ahí me convertí en mi prioridad. Siendote honesta, no me gusta experimentarte. No obstante, agradezco tu función. Por esta, he podido aprender herramientas que no solo me ayudan contigo, sino con todas mis demás emociones. Contigo aprendí a dejar de mirar afuera y empecé a mirar hacia dentro para poder identificar lo que provocabas en mí, y por esto, he podido reconocer cómo mi cuerpo me habla en diferentes situaciones. Gracias ansiedad por pasar de ser mi pesadilla a ser mi mejor aliada.
Sé que tú también has experimentado ansiedad en algún punto de tu vida, y en ocasiones has permitido que te controle. Pero existen múltiples herramientas para aprender a convivir con esta emoción y estar más conscientes de cómo te hace sentir para así poder regularse. Compartiéndote esta carta que he escrito, quiero invitarte a reflexionar sobre aquellas cosas que detonan la ansiedad en ti y por qué crees que esto sucede.
Si quieres conocer algunas algunas herramientas que me han ayudado con mi ansiedad déjalo en los comentarios. <3
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