Este último año mi vida se ha visto con muchos cambios, y no pequeños cambios. Si no, situaciones que me han llevado a ver la vida de otra manera. Forrada de incertidumbre, subidas y bajadas constantes. Momentos donde la fe quedó como única herramienta. Genuinamente al mirar atrás se me va la fluidez al respirar y me aprieta un poco el pecho.
En todos estos procesos tuve la dicha de tener acompañamiento de una psicóloga, y en una de las conversaciones habituales le expreso, cómo me estoy sintiendo respecto a mi carrera (soy dentista) y todos los procesos que hay que agotar dentro de la misma; que al ser honesta son bastantes desgastantes.
Luego de yo desahogarme de cómo me estoy sintiendo y de qué manera lo estoy gestionando. Ella para en seco, se queda mirándome, de seguro se quedó observando mi comportamiento ansioso al expresarme. Me dice lo siguiente “¿y por qué no haces más de aquello que disfrutas, te sale natural y te brillan los ojos al hablar de eso? “
Para ser honesta, esta pregunta tiene rondando en mi cabeza desde ese momento en que me lo dijo hace ya casi tres meses. Esa pregunta sigue generándome cierta incomodidad. Esa pregunta sigue reiniciándome de cierta manera cada vez que pasa por mi mente. Como te debes imaginar, ese día no supe que contestarle.
Luego de ese momento mi duda existencial incrementó e inició en mi un proceso de catarsis, que si me apego a su significado brinda liberación. Pero yo aún me encuentro en la parte, no tan bonita, en la parte pesada que me lleva a un pleno final.
Y es que, nadie nos habla del proceso que ocurre entre un sueño y otro, cuando cambias ese norte que considerabas ese gran sueño. Esa sensación de vacío, esa brecha incómoda de recobrar tu norte o volver a crearlo, mejor dicho.
¿O será que siempre supe lo que quería, pero no lo pude aceptar por todos los deberías a lo que me sentía atada? Creo que no, que no siempre lo supe. Porque aquella versión mía realmente lo quería de esa manera estructurada, pero esta versión actual no lo creo. Y las versiones mías que vienen sé que lo creen mucho menos.
Nadie nos habla de ese duelo interno de dejar ir sueños que hasta cierto punto es liberador, pero que fuerte es todo eso que se siente. Una suma de tristeza, confusión, agobio, libertad y esperanza. Un coctel de emociones bastante variado para mi gusto, pero real.
Y pues, aquí estoy.Buscándome, encontrándome y volviéndome a conocer. Con muchos sueños que ya van tomando dirección y me van llevando a la ejecución desde un lugar distinto. Desde un lugar más sereno, más libre y conectado con lo que soy.
Estoy segura que pronto tu también te sentirás más alinead@ a tu nueva versión sin miedo a tener una perspectiva distinta ante la vida.